El Loco Rodríguez prosiguió:
“Cuando ingresamos a la
habitación todo parecía normal, sus mochilas, sus botellas de agua, sus cajas
de cigarro, sus medias, ropa interior tirada por todas partes, un par de
zapatos sucios dentro del baño, ya sabes lo usual en los excursionistas, sin
embargo había un montón de pelos acumulados en la bañera, al punto que parecía
un perro enano y crespo mojado. Cuando al Pipo se le ocurrió decir junto con
Daniel ¿de quien era la peluca?, las rumanas se pusieron serias y nerviosas, no
se que dijeron pero parecía que discutían entre ellas. El Flaco Mussolini les
preguntó sobre lo que les pasaba, sin embargo no le respondieron nada. Al
contrario mostraron sus hermosas sonrisas y se sentaron en los bordes de las
camas pidiéndonos que les tocáramos alguna que otra canción de los
Rollingstones, a lo cual accedimos. Las horas pasaron, Malogrado y el Flaco
regresaron de la calle luego de comprar más Ron de la bodega de la esquina. Al
cabo de media hora nos encontrábamos en
una orgía maldita. Las rumanas se movían de lo lindo intentaban complacernos a
todos por igual. Sin embargo a mi se me cayó el paquete de condón comestible
debajo de la cama, y fue allí donde comenzó la jarana.” Dijo el Loco Rodríguez
en tono muy nervioso mientras seguía contemplando la Luna. “¿Qué viste carajo
ya cuenta?”, le increpé.
“Había un sujeto albino,
esos de piel y cabellos blancos, y ojos rojos debajo de la cama que dormía en posición
fetal, al observarlo se me pasó la borrachera, pero no sabía como decírselo a
los demás que estaban en pleno goce. La rumana que estaba desnuda a lado mio,
me observó con cierta desconfianza al percibir mi nerviosismo e intentó
practicarme sexo oral, sin embargo no lo permití y empecé a vestirme. La rumana
mostró un rostro de extrañeza y en su idioma natal intentó pedirme que me
quedara mostrándome esta vez sus hermosos senos de pezones rosados. Cuando de
pronto un aullido estremeció el ambiente y las camas volaron hasta el techo por
la fuerza con la que el sujeto alvino arremetió contra los catres. Todos
volaron sobre el techo, el flaco quedó inconsciente
al estrellar su cabeza contra uno de los filos
de la cama, Malogrado reaccionó rápidamente y empezó a golpear al sujeto
con las maderas de la base de la cama, al igual que Daniel y el Pipo, pero al albino no
le afectaba en lo absoluto, y de su rostro lampiño empezaron a brotarle cerdas
blancas, sus ojos venosos y rojos como la sangre se hicieron más grandes, al
mismo tiempo que su boca empezó a alargarse, nadie entendía nada. Las rumanas
empezaron a acariciar su cuerpo desnudo el cual cada vez empezaba a tornarse
musculoso y venoso, las mujeres lamían su piel y mostraban gestos de deseo
hacia él. Yo intenté levantar del piso al
Flaco Mussolini, pero cuando intenté
llevarlo hacia la puerta de salida dos de las rumanas nos cerraron el paso. La
maldita bestia empezó arremeter con su hocico lleno de dientes filudos contra nuestras piernas desnudas, sin embargo
pudo más nuestro coraje y lo atacamos a puro palazo, las rumanas intentaron a
toda costa derribarnos pero no las dejamos y luego de agarrarlas a puñetazos
logramos escapar”. Concluyó el Loco Rodríguez a punto de estallar en llanto,
sin embargo su conducta me causo un ataque de risa tal que no pude parar. “Y
que droga te metiste Loco, mira que esa historia no te la creo, me vas a
disculpar”, le respondí entre carcajadas. “La misma historia que me dejó esta
cicatriz en la pierna”, me respondió mientras se arremangaba su jean y mostraba
las cicatrices distribuidas en forma tal que parecía que un colmillo de un lobo
le hubiera mordido la pierna. Aquello me desconcertó. Su celular sonó. “Hola
Flaco, si aquí estoy con Oculto en el mirador de San Blas, traes el video y seis
chelas bien heladas” y colgó. “¿Qué video?” le pregunté inmediatamente. “El del lobo albino y las rumanas, el
video que Daniel grabó mientras el Malogrado, Pipo y yo nos defendíamos de la bestia y que se presté ayer al flaco para que se convenza de lo ocurrido. Puedes creer que el Flaco Mussolini no recordaba nada de nada todo por el fuerte golpe que le hizo desmayarse, sin embargo ahora está recontra convencido. Lo bueno de nuestros tiempos es
que la tecnología ayuda para que la gente como tú no crea que estamos locos”.
Concluyó el Loco Rodríguez mientras encendía un cigarrillo…..
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