CALLE PROCURADORES CUSCO PERÚ

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domingo, 23 de septiembre de 2012

UN HOMBRE LOBO EN CUSCO - PARTE II


El Loco Rodríguez prosiguió:
“Cuando ingresamos a la habitación todo parecía normal, sus mochilas, sus botellas de agua, sus cajas de cigarro, sus medias, ropa interior tirada por todas partes, un par de zapatos sucios dentro del baño, ya sabes lo usual en los excursionistas, sin embargo había un montón de pelos acumulados en la bañera, al punto que parecía un perro enano y crespo mojado. Cuando al Pipo se le ocurrió decir junto con Daniel ¿de quien era la peluca?, las rumanas se pusieron serias y nerviosas, no se que dijeron pero parecía que discutían entre ellas. El Flaco Mussolini les preguntó sobre lo que les pasaba, sin embargo no le respondieron nada. Al contrario mostraron sus hermosas sonrisas y se sentaron en los bordes de las camas pidiéndonos que les tocáramos alguna que otra canción de los Rollingstones, a lo cual accedimos. Las horas pasaron, Malogrado y el Flaco regresaron de la calle luego de comprar más Ron de la bodega de la esquina. Al cabo de media hora  nos encontrábamos en una orgía maldita. Las rumanas se movían de lo lindo intentaban complacernos a todos por igual. Sin embargo a mi se me cayó el paquete de condón comestible debajo de la cama, y fue allí donde comenzó la jarana.” Dijo el Loco Rodríguez en tono muy nervioso mientras seguía contemplando la Luna. “¿Qué viste carajo ya cuenta?”, le increpé.
“Había un sujeto albino, esos de piel y cabellos blancos, y ojos rojos debajo de la cama que dormía en posición fetal, al observarlo se me pasó la borrachera, pero no sabía como decírselo a los demás que estaban en pleno goce. La rumana que estaba desnuda a lado mio, me observó con cierta desconfianza al percibir mi nerviosismo e intentó practicarme sexo oral, sin embargo no lo permití y empecé a vestirme. La rumana mostró un rostro de extrañeza y en su idioma natal intentó pedirme que me quedara mostrándome esta vez sus hermosos senos de pezones rosados. Cuando de pronto un aullido estremeció el ambiente y las camas volaron hasta el techo por la fuerza con la que el sujeto alvino arremetió contra los catres. Todos volaron sobre el techo, el flaco quedó  inconsciente al estrellar su cabeza contra uno de los filos  de la cama, Malogrado reaccionó rápidamente y empezó a golpear al sujeto con las maderas de la base de la cama, al igual que Daniel y el Pipo, pero al albino no le afectaba en lo absoluto, y de su rostro lampiño empezaron a brotarle cerdas blancas, sus ojos venosos y rojos como la sangre se hicieron más grandes, al mismo tiempo que su boca empezó a alargarse, nadie entendía nada. Las rumanas empezaron a acariciar su cuerpo desnudo el cual cada vez empezaba a tornarse musculoso y venoso, las mujeres lamían su piel y mostraban gestos de deseo hacia él.  Yo intenté levantar del piso al Flaco Mussolini,  pero cuando intenté llevarlo hacia la puerta de salida dos de las rumanas nos cerraron el paso. La maldita bestia empezó arremeter con su hocico lleno de dientes filudos  contra nuestras piernas desnudas, sin embargo pudo más nuestro coraje y lo atacamos a puro palazo, las rumanas intentaron a toda costa derribarnos pero no las dejamos y luego de agarrarlas a puñetazos logramos escapar”. Concluyó el Loco Rodríguez a punto de estallar en llanto, sin embargo su conducta me causo un ataque de risa tal que no pude parar. “Y que droga te metiste Loco, mira que esa historia no te la creo, me vas a disculpar”, le respondí entre carcajadas. “La misma historia que me dejó esta cicatriz en la pierna”, me respondió mientras se arremangaba su jean y mostraba las cicatrices distribuidas en forma tal que parecía que un colmillo de un lobo le hubiera mordido la pierna. Aquello me desconcertó. Su celular sonó. “Hola Flaco, si aquí estoy con Oculto en el mirador de San Blas, traes el video y seis chelas bien heladas” y colgó. “¿Qué video?” le pregunté inmediatamente. “El del lobo albino y las rumanas, el video que Daniel grabó mientras el Malogrado, Pipo y yo nos defendíamos de la bestia y que se presté ayer al flaco para que se convenza de lo ocurrido. Puedes creer que el Flaco Mussolini no recordaba nada de nada todo por el fuerte golpe que le hizo desmayarse, sin embargo ahora está recontra convencido. Lo bueno de nuestros tiempos es que la tecnología ayuda para que la gente como tú no crea que estamos locos”. Concluyó el Loco Rodríguez mientras encendía un cigarrillo…..



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