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miércoles, 29 de febrero de 2012

LA MESA DIABÓLICA (SEGUNDA PARTE)

SIETE DIABLITOS-SAN BLAS-2

La mesa rojísima lucía impecable, tomamos asiento. Nuestras amigas se mostraron mucho más incrédulas.

-Viste, así que vos me decís que esta es la famosa mesa diabólica, ja, ja, ja ya perdiste tu yerba. Dijo Romina mientras prendía un cigarro de tabaco.

-¡¡¡¡Miraí que cosas no¡¡¡¡¡¡¡, la verda , la verda, este cuento esta pa más chicos po, esto es una burla. Dijo Rosario nuestra amiga chilena mientras ordenaba un par de cervezas a su cuenta.

Cuando mi amigo “El Loco Rodriguez”, miró su reloj faltaba aún un par de horas para las tres de la mañana.

Nuestras amigas rieron aún más cuando les explicamos que la hora del diablo era a las tres de la mañana, más conocida como “la hora nona”, ya que representaba una burla hacia la hora en que murió Cristo en la cruz, que era las tres de la tarde.

-Me decís que tendremos que estar aquí fumando y bebiendo dos horas más, mirá que en cualquier quilombo sería impresionante, pero aquí sólo podemos beber, ¿me entendés?, que si bebemos y bebemos te aseguro que Rosario y yo, terminaremos re-pero re-mareadas, y allí si verán, no a un demonio, sino a dos demonias que quedran hacerles cositas ricas ¡viste papi!, dijo Romina mientras me empezaba a besar el cuello y los labios.

De igual forma “El Loco Rodriguez” empezó a acariciar el cuerpo y a besar los labios de la hermosa Rosario.

Las horas pasaron, y de pronto la mesa empezó a temblar, por un momento me asusté, “es el diablo” , grité sobresaltado. “Si es un diablo”, grito embargada de placer Rosario mientras “El Loco Peter Rodriguez” la hacía vibrar contra la mesa. Romina y yo reímos como locos. “Son unos depravados” dijo Romina mientras me empezaba a realizar sexo oral.

De pronto ingresó súbitamente “El Pipo” a nuestro apartado:

-Faltan quince minutos para las tres de la mañana, miren no se ustedes pero yo cerraré el pasadizo porque no quiero que mis clientes se asusten con los gritos y tembladeras de esa mesa diabólica, ¿ustedes se quedarán aquí para tener contacto o se irán? Concluyó “El Pipo” mientras se limpiaban el sudor de la frente con un pañuelo a cuadros color azul.

“El loco Rodríguez”, mi amigo, se paró súbitamente, dejando al descubierto los dos buenos senos de nuestra amiga Rosario y abrochándose el pantalón se dirigió hacia “El Pipo”, el dueño del local, y le dijo:

-Dime Pipo, ¿cuándo te he dicho que no?.... ¿cuándo me has visto salir como un cobarde gritando de este lugar?

-“Muchas veces”, respondió en tono muy serio El Pipo.

-Bueno te prometo que esta vez será diferente.
(Continuará...)

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