CALLE PROCURADORES CUSCO PERÚ

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CUSCO CITY, IT NEVER WAS MORE EXCITING ¡¡¡¡¡¡¡...

martes, 14 de febrero de 2012

LOS ARABES CANÍBALES (UNICA PARTE)

Después de una semana ardua de trabajo, decidí sumergirme en la vorágine infernal de un viernes por la noche en la ciudad del Cusco. Con mi pipa viajera fumé un par de tronchitos de mariguana en el mirador de San Blas, e intercambié un par de palabras con una extrajera norteamericana quien andaba de paso por estos lugares tan relajantes. La noche llegó de pronto y sentí que era momento de convertirme en aquél ser solitario y lujurioso del cual a veces tengo miedo y al cual respeto. Me le acerqué y le dije: “Porque no te muestro los lugares de la ciudad dancing, drinking, tú me entiendes”, le propuse a la gringa la cual mostrando una sonrisa cómplice aceptó de inmediato. Ingresamos a una de las discotecas que queda al costado del Mc Donald descubriendo un mundillo lleno de árabes, israelitas, musulmanes, judíos,aquello parecía un pasaje de las películas que transmiten los canales de tv en semana santa. Muchos bailaban moviendo el cuello y mirando al techo, sus hermosas mujeres se paraban sobre la barra mientras sacudían sus exuberantes cuerpos. La noche llegó a su clímax cuando empezamos a beber un par de cervezas bien heladas. Mi acompañante empezó a girar y girar mientras oía la música árabe. Un "trans" muy fuerte y elevado, daba muestras que por un segundo nos habíamos transportado a una discoteca de Israel o a la de alguna localidad de medio oriente. De las gradas y del balconcillo del segundo piso coreaban la letras de la canción en su idioma natal, aquella música de los israelitas, árabes era mágica mientras de sus gargantas emanaban a manera de sonidos guturales relajantes frases y canticos sin iguales.


Mi acompañante empezó a beber mucho más y yo que no paraba de apreciar su exuberante belleza mientras mi despertar sexual empezaba a ser cada vez más contundente entre su delineada figura y sus carnosos senos. Un par de minutos pasaron y las luces se apagaron, de pronto entre el bullicio se escuchó unos gritos macabros cuando distinguí en el segundo piso a una multitud quienes adoptaban posturas de bestias cuadrúpedas, mi acompañante al igual que yo sintió mucha curiosidad y subimos al segundo piso, pero nos detuvieron un par de árabes. “Queremos ir al baño”, dijo la gringa, pero ambos se negaron “Cinco minutos, esperen cinco minutos”, dijeron en un español mal hablado. De pronto al levantar la mirada observé como una turista española era devorada por un grupo de árabes con el torso desnudo, en cuestión de minutos aquella pelirroja sensual terminó hecha añicos mientras se desangraba y gritaba “¡ostias!, ¡ostias!” El resto observaba aquello al borde del éxtasis y el desenfreno. Del segundo piso empezó a gotear sangre, y las árabes abrían sus sensuales bocas mientras con la lengua recibían el líquido rojizo para proceder a besarse apasionadamente. Mi acompañante quedó consternada con lo ocurrido, la abracé fuertemente hacia mi pecho “let´s go!, let´s go!” era lo único que me decía entre un par de lágrimas, pero a mí no me importaba. Los árabes caníbales eran muy conocidos en el medio cusqueño por tragarse a sus víctimas, latinas, europeas, negras y asiáticas entre las que figuraban con más frecuencia. Las seducían en el primer piso, las enamoraban con la mirada, posteriormente las engatusaban y endulzaban con palabras y bailes sensuales, luego de ofrecerles ingentes cantidades de alcohol y drogas las llevaban al segundo piso y cuando la pobre víctima creía que se iría a la cama con algún galán, estos aprovechaban y en grupo la destrozaban a puro mordisco. Mi acompañante estaba sollozando mientras sus voluptuosos senos se pegaban a mi pecho, me excité y no dudé un sólo segundo en hacerla mía, así que guiñándole el ojo a un árabe le sonreí en franca complicidad. Ellos ya me conocían, muchos me confundían con ellos, desde que me hice crecer la barba y el cabello. Prácticamente me asimilaron culturalmente, y no era difícil de hacerlo ya que sus mujeres son las más hermosas de todas las turistas que por estas tierras se conocen, muchas de ellas me sedujeron varias veces y acabe en la cama con varias. Aprovechando la flaqueza de la gringa, le susurré un par de palabras al Árabe, el cual inmediatamente la señaló con el dedo acusador, “quieren que subas ahora, ahora puedes subir” le dije inmediatamtente al oído de la gringa, ella quedó aún mucho peor, me sujetó e intentó jalarme hacia la puerta de salida. Entonces le dije que la única forma de que saliera viva era si les decía que era mi "hembra", ella aceptó inmediatamente dijo: “soy su hembra, no me maten” dijo la de cabellos rubios. El árabe sonrió y pidió un acto de prueba. Ella inmediatamente me besó, “No es suficiente, tu estas mintiendo, y si tú mientes, tú mueres” dijo el árabe, mientras le guiñe el ojo nuevamente. Felizmente llegó uno de sus amigos y entendió nuestra jugada.“No, tú no eres la hembra de él, tú estás mintiendo, tú morirás si no tienes sexo con él en el baño”, dijo el segundo árabe en tono muy serio, quien de paso era más amigo mío que el anterior. Inmediatamente subimos los cuatro al baño, entro primero la gringa después yo, me bajé los pantalones y me hizo sexo oral, mis amigos vieron aquello con alegría, posteriormente acaricié sus enormes senos y me masturbe con ellos, para después voltearla y encularla contra el tanque del baño ella se calentó y dio rienda suelta a sus bajos instintos. Ellos al ver todo aquello me guiñaron el ojo e inmediatamente tomaron mi lugar, cada una la atravesó placenteramente, la gringa tenía buenas nalgas, ella segundos después se percató  de que no era yo el que ahora la poseía por el ano, pero no le importó, A ELLA LE INTERESABA SALIR VIVA DE AQUEL LUGAR. El otro también procedió a hacerla suya, pero a ella tampoco le interesó, mientras gemía y gemía de placer. Al cabo de una hora ella se vistió y limpió su cuerpo mientras yo agradecía a mis amigos por el favor que me hicieron afuera. Ambos rieron mientras una de las árabes me miraba molesta, era una de mis amantes, pero la ventaja es que ellas entendían cómo funcionaban las cosas en Cusco. Cuando la gringa salió del baño apretó fuertemente mi mano y descendimos las escaleras y nos fuimos. La acompañe a su hotel que quedaba en la Calle Procuradores y me dijo que jamás pensaba regresar al Cusco, que aquello era un inferno. “Como es posible que ellos maten a una mujer eating a woman, y nadie hace nada, yo denunciaré esto a las autoridades de mi país, yo te agradezco por salvarme la vida, no sé como agradecer”.

Una vez en su hotel, bajo de su habitación y abrió una billetera de la cual me entrego tres mil dólares, yo por mi parte estaba muy feliz. “Yo estoy confundida, me gustó mucho el sexo con ustedes, pero no gustarme mi vida en peligro, yo denunciar esto en mi país”. Yo también le agradecí por su hermoso cuerpo y su belleza, tenía ganas de volvér a cogermela en su habitación, pero sólo la besé y me despedí. Inmediatamente fui a la discoteca y les advertí a mis amigos caníbales sobre las intenciones de la gringa, inmediatamente me pidieron la dirección del hotel donde estaba hospedada, sin pensarlos dos veces se los di. Ella jamás regresaría con vida a su país. Los ARABES CANÍBALES SE DIERON UN DELICOSO FESTIN.

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